Si bien para alcanzar el éxito, la serie Riverdale apostó por los lineamientos de fórmula correspondientes al drama juvenil y el suspenso con aire a telenovela, conservando únicamente los nombres del cómic que toma como base, al menos eso sirvió para que este terminara de consolidar una necesaria reinvención, la cual ya venía empujando desde unos años antes y que no terminaba de llevar hasta sus últimas consecuencias.
A mediados del siglo pasado, de manera más bien inconsciente, el cine mexicano ya apuntaba lo que podría denominarse como un universo fílmico interconectado; sí, al más puro estilo de lo que en la última década ha delineado Marvel y, con mucho menor éxito, DC.
Desde películas como Santo y Blue Demon en el mundo de los muertos, donde el “Demonio Azul” hacía una breve participación —como un héroe consumido por las huestes infernales— al lado de “El Enmascarado de Plata”; pasando por Las momias de Guanajuato, en la que con Mil Mascaras intercambiaban protagonismo los ya mencionados gladiadores; hasta producciones con elencos multitudinarios tipo Los campeones justicieros —que entre otros, incluían al célebre Tinieblas— son testimonio de la forma en que los héroes del pancracio empezaron a ir y venir desarrollando cruces entre franquicias medianamente establecidas.
En contraparte, esto se aplicó muy poco en las historietas. Tal fue el caso de los populares Sensacionales, que luego de presentar algunos episodios individuales alrededor de figuras como Lizmark y The Killer, llegaron a unirlos planteando encuentros donde apostaban las máscaras, pero en realidad nunca le dieron continuidad.
Sin embargo, hoy un grupo de creativos se atreve a desarrollar dicho concepto y procuran llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Nos referimos a The Masked Republic Lucha Verse, propuesta traída por Chido Cómics, que no solo tiene como principal acierto presentar historias —escritas por Marco López e Iván Plaza— con personajes muy atractivos a nivel de diseño, sino que aprovechan las alegorías que les definen para darle sentido a sus habilidades extraordinarias dentro de sus aventuras en solitario, mismas que están encaminadas a unirse y ser publicadas en inglés, sin negar nunca los rasgos provenientes de la cultura popular mexicana que les distinguen.
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Ilustración: Cortesía Chido Comics
Es así que, entre otros, nos encontramos con títulos que presentan a luchadores como Tinieblas Jr en el rol del responsable de lidiar con el lado místico del universo en cuestión, contando con el arte de Diego Simone, que se apunta en la línea tradicional del pulp. También aparece Rey Mysterio, que se convierte en una mezcla de guerrero indígena y héroe de acción, a través de las trepidantes y espectaculares secuencias, obra de Ben Harvey. Además están Solar y Súper Astro, gladiadores de la vieja guardia que en el ring integraron el equipo conocido como “Los Cadetes del Espacio”, cuyo aire a clásico logran potenciar gracias a estilizadas ilustraciones con reminiscencias a los cartoon de los cincuenta y al cine negro, realizadas por Alessandro Micelli.
Estos paladines, por su cuenta, tienen que enfrentar amenazas relacionadas con templos perdidos, criaturas subterráneas y hasta kaijus de naturaleza prehispánica; mientras que en conjunto se encuentran con peligros aún mayores. Se trata pues de una serie de cómics que nos muestran como el insólito e inigualable mundo de la lucha libre mexicana, tiene lo necesario para constituir y alimentar un universo interconectado tan atractivo como el de los populares superhéroes de las grandes editoriales estadounidenses, los cuales ya se ha apoderado por demasiado tiempo de la pantalla grande.